¿Se pierden amigas durante un proceso de infertilidad?
Sentir que no te comprenden, que personas a las que quieres restan importancia a lo que te sucede o incluso, te dicen que has cambiado, son algunas de las cosas que tratamos en este post.
¿Se pierden amigas durante un tratamiento de fertilidad?
Tema complejo y doloroso el de hoy.
En el LIVE junto a Patricia Carrasco escuchamos algo muy importante: cómo se ve desde fuera nuestra andadura… y si, algo sospechábamos sobre que da la impresión de que estamos «obsesionadas» (horrible palabra en este universo).
Hace falta todavía mucho trabajo de campo para concienciar a la sociedad acerca de cómo es este proceso, pero ya os adelanto que nada ni nadie va a lograr que entiendas en profundidad algo hasta que lo vives en primera persona y esto no pasa solo con la infertilidad, todos desconocemos los recovecos del dolor de otros al no tener experiencia. Es humano, de ahí la importancia de no juzgar el dolor ajeno.
Partiendo de este punto, es probable que si nuestras amigas, familiares, compañeros, etc. estaban acostumbrados a que fuéramos la alegría de la huerta o que estuviéramos ipso facto cuando algo se tambaleaba, pronto echen de menos esa parte alegre o entregada que nos distinguía.
Perder, lo que se dice perder amigas, no debería ser un hecho frecuente, pero a veces ocurre. Esto es así, ya sea porque ponemos distancia al no sentirnos comprendidas o preferimos ahorrarnos muchas explicaciones o dejar de ser “la pesadita de turno que solo habla de reproducción asistida”
Y es que a todos se nos olvida que cada uno de nosotros tenemos algo apasionante que compartir y necesitamos hablar sobre ello, desahogarnos, soltar lastre o simplemente que no noes recriminen que somos un monotema con patas.
Y eso cuando lo compartimos claro, porque si decidimos no hacerlo (que estamos en pleno derecho faltaría más) solo se percibe un cambio sin explicación. Y eso, amiguis, si que descoloca al personal. A nosotras también nos pasaría, ¿no?
Queda mucho por hacer y siento profundamente que sigan pasando estas cosas, pero es necesario que seamos capaces de dos cosas:
- Explicar que necesitamos un tiempo, que ahora no tenemos el chichi pa’farolillos y que tendrán que ser pacientes con nuestros altibajos emocionales. Si has decidido compartirlo, cuéntales con amor como te sientes y no esperes que te entiendan de hoy para mañana. Cada persona necesita su tiempo.
- No esperes «lo que tú harías» porque eso no lo sabemos.
- Da libertad a las personas de decidir cómo y cuándo quieren estar.
Pero sobre todas las cosas, antes que esto, antes que nada: RESPÉTATE TÚ Y PONTE EN VALOR. Tienes entre manos algo importante y debes permitirte estar triste, enfadada, sentirte incomprendida o dar un taconazo en el suelo. No sientas que eres débil o te reproches que no eres la misma, porque efectivamente, ahora, no lo eres: estás en estado de alarma y la situación ha cambiado. Pero… pasará. Todo volverá a recomponerse y cada cosa que hoy sientes que está fuera de control, volverá a ocupar su lugar.
Si os sirve de algo, al final, con el tema de las personas que nos rodean siempre se quedan las que debían quedarse. Y en el mejor de los casos este u otro problema que te aceche va a ser un filtro natural para que resistan las mejores, las que su ayuda es auténtica, las que incluso sin comprender lo que te pasa desean estar a tu lado.
Esto es una limpieza de armario fenomenal que harás varias veces a lo largo de tu vida. Es inevitable… pero como en la Ley del Orden de Marie Kondo: Cuando algo se va, deja espacio para que otras cosas nuevas ocupen su lugar.
Ayúdate d herramientas emocionales con un especialista, un psicólogo no solo te ayudará a pasar por esto, también te propondrá trabajar cómo enfocarlo para que en lugar de sentir que pierdes, te fortalezcas.
Prepárate para afrontar con calma lo que no está en tus manos y lograrás tener la mente clara para que estas cosas no te abrumen.
Y oye, en realidad no debería molestarnos que nos digan que hemos cambiado… Todos cambiamos. Todos los días. Y no pasa nada.